ActualidadLa rigurosa certificación B Corp verifica y subraya los esfuerzos de la directora creativa de Chloé, Gabriela Hearst, y del director general, Riccardo Bellini
Por Emily Farra
El debate sobre la sostenibilidad se ha vuelto ruidoso y confuso últimamente. El poliéster reciclado, el algodón orgánico, la agricultura regenerativa, el cuero de origen vegetal, el trabajo ético, la producción vertical... Todo ello se engloba en el concepto de "ser sostenible", pero el creciente (y desenfrenado) greenwashing ha disparado el escepticismo. Si tus leggings son reciclados pero los han cosido en un taller clandestino, ¿qué clase de progreso es ese?
Para saber si una empresa está a la altura de lo que proclama es necesario indagar. Pero existe algo que nos ahorra ese trabajo: una certificación B Corp. En el complejo entramado de las normas y certificaciones, desde la OEKO-TEX hasta la GOTS y el Comercio Justo, la B Corp es la más rigurosa y exigente, ya que exige a las marcas que respondan a 300 preguntas sobre su impacto social y medioambiental. Sus respuestas se califican mediante un sistema de puntos, y las marcas deben obtener al menos 80 para que se les adjudique la certificación B Corp: de entre las 100.000 que se han sometido a la valoración, solo 3.500 han pasado el corte. Con 151,4 puntos, Patagonia roza la puntuación máxima, mientras que Allbirds alcanza los 89,4 puntos y Another Tomorrow supera los 80,3.
Hoy se ha anunciado que Chloé se incorpora a la lista, convirtiéndose en la primera casa de moda de lujo que lo consigue. La noticia llega menos de un año después de que Gabriela Hearst tomara las riendas como directora creativa de la maison. Su impacto no se hizo esperar: su primera colección para la firma incluía prendas de punto de lana y cachemir recicladas, bolsos de mano vintage reformados y bufandas realizadas a partir de restos de tejidos de Chloé en colaboración con Sheltersuit, una organización sin ánimo de lucro que ofrece refugio a los sintecho. La huella de carbono total fue un 400% más baja que el año anterior, en consonancia con la misión del CEO Riccardo Bellini de convertirse en una marca "con un propósito". En su reciente desfile de primavera de 2022, Hearst presentó una nueva línea de piezas de que rebasan la noción de lujo, Chloé Craft, fabricadas totalmente a mano en un esfuerzo por apoyar a los artesanos.
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El sello B Corp verifica y subraya esos esfuerzos, pero ello no quiere decir que no quede trabajo por hacer: "Más que una meta final, esta certificación supone una nueva etapa en nuestra transformación hacia un modelo impulsado por un propósito, reinventando nuestra forma de hacer negocios", declaró la firma en un comunicado que también subraya la actividad de la marca más allá del propio producto: Chloé cuenta hoy en día con un consejo de expertos externos para revisar y aprobar sus planes y ha planteado objetivos de sostenibilidad a sus empleados, del primer departamento al último, para fomentar el compromiso de toda la empresa. Bellini añade: "La certificación B Corp nos ofrece un marco poderoso para acelerar y guiar esta transformación. Con ella reforzamos nuestro compromiso de retarnos continuamente a utilizar nuestra marca y nuestro negocio como un motor para hacer el bien". No cabe duda de que han disparado el listón.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com
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