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Los pendientes de arcilla que nacen en la cocina de esta joven vasca

SARAI VÁZQUEZ

Del duro año que acabamos de dejar atrás, marcado por la pandemia del coronavirus y que ha traído consigo mucho miedo e incertidumbre, también hemos podido extraer aspectos positivos. Muchos hemos aprendido a valorar lo que tenemos: salud, trabajo o poder estar rodeados de los nuestros. En estos difíciles momentos que estamos atravesando, también apreciamos más las pequeñas cosas e intentamos ofrecer nuestra mejor versión para cumplir nuestros sueños, aquellos que nos hacen realmente felices. Y este deseo por sentirse realizada empujó a Goiuri Llanos a fundar su propia firma de pendientes, Senya. «Llevaba más de cinco años queriendo emprender mi propio proyecto, pero no me atrevía. Me daba miedo perder lo invertido o que mis creaciones no gustaran», admite. Además, esta vizcaína de 27 años afincada en Barrika pensaba que trabajar para otra empresa le proporcionaba mayor seguridad laboral. Una idea que cambió cuando la covid-19 irrumpió en nuestras vidas y la compañía en la que trabaja aplicó un expediente de regulación de empleo (ERTE), lo que provocó que su jornada laboral y sus ingresos se vieran reducidos. «En ese instante, me di cuenta de que uno de los puntos principales que me frenaban para conseguir mi sueño no era una razón suficiente como para dejarlo de lado», confiesa.

Goiuri creando sus pendientes.

Goiuri es una apasionada de la moda desde pequeña, así que hace cinco años comenzó a labrarse una trayectoria en el sector. «Me trasladé a Londres para estudiar estilismo personal y después me puse a trabajar en diferentes tiendas de ropa», cuenta. De vuelta a Bizkaia, esta joven inquieta y entusiasta dio un paso más y se especializó en marketing de moda. «Hoy, trabajo en una web de relojes de lujo, mientras me sigo formando», añade. Pero la cuarentena y su reducción laboral le permitieron dedicarle tiempo a un proyecto que tenía en mente desde hace mucho tiempo: fundar su propia firma de complementos. «Pasar las horas trabajando en mis creaciones era terapia, me permitía evadirme de todo», reflexiona. Así nació Senya, su marca de joyitas artesanales: «La palabra viene de la unión de los nombres de mis dos perros, Suco y Kenya; y de Xena, el perro de mi pareja, que murió de pequeña en un accidente». Por otro lado, en unos momentos en los que el comercio local sobrevive con dificultad, Goiuri quería sumarse a las pequeñas firmas vizcaínas. «El mundo se está metiendo en un consumismo de marcas grandes que no son éticas», indica.

Goiuri con uno de sus diseños.

Un laborioso proceso de producción

Durante el pasado verano, Goiuri comenzó a elaborar sus propias creaciones con arcilla polimérica, material que precisa de un laborioso proceso de creación: «Primero creo los colores mezclando bloques de arcilla, después realizo los estampados a mano y, por último, doy forma a los pendientes uno a uno. Los horneo en la cocina, los lijo, los pulo y los monto». El resultado es un pendiente hipoalergénico, original, exclusivo y con estilo minimalista que da forma con dedicación después del trabajo y los fines de semana en la mesa del comedor de su casa. «Es duro, pero lo disfruto al máximo. Hay sábados en los que trabajo más de 10 horas», admite. Pero en este proyecto, Goiuri no está sola, ya que su hermana mayor, Maialen, le echa una mano. «En el puente de noviembre vino a mi casa para darme su opinión sobre la primera colección y le encantó la marca. Además, tenemos gustos parecidos y nos compenetramos muy bien. Así que ha entrado a formar parte del proyecto y ahora nos dividimos las tareas. Ella es la que se encarga de gestionar las redes sociales y lleva la atención al cliente, ya que tiene un horario más flexible», explica.

Goiuri y su hermana Maialen.

Aquella primera colección cápsula, compuesta por cuatro distintivos pendientes con estampado de mármol, salió al mercado a mediados de noviembre en la cuenta de Instagram de la marca, Facebook y en la plataforma online Etsy, con un precio que va desde los 20 euros hasta los 30. «Con mis piezas quiero demostrar que la calidad y el precio no están reñidos», indica. Y siguiendo los principios de sostenibilidad de la firma, Goiuri produce solo dos pares de cada modelo: «Es una manera de asegurar que no fabrico nada que luego no se vaya a utilizar». Con esta pequeña colección, mujeres de todas las edades y estilos ya se han rendido a las piezas que elabora Goiuri con dedicación en su casa de Barrika. «Les encanta que sean lígeras, que no se rompan y que se puedan limpiar con agua y jabón», cuenta.

Pendientes con nombre de mujer y diosas en la nueva colección

En esta segunda colección, que salió a la venta en la última semana de diciembre, Goiuri ofrece seis modelos, con nombre de mujeres y diosas, y que tiene el empoderamiento femenino por bandera. «En esta línea hay más variedad de formas, desde aros hasta hojas. Además, sirven para lucirlos a diario y en ocasiones especiales», explica. Las tonalidades de las piezas, inspiradas en la naturaleza, son propias del invierno, como los colores tierra.

Goiuri admite que dentro de su firma todavía queda mucho trabajo por hacer. Pronto planea abrir la página web para ofrecer sus originales pendientes hechos a mano en diferentes materiales y otros artículos que venderá en los próximos meses, como pulseras o collares. Esta joven de 27 años no encontraba el momento perfecto para emprender su propio proyecto en la moda, pero llegó una pandemia para cambiar el mundo y empujarle a luchar por su sueño. «No me lo pensé dos veces, ahora tengo el momento personal y la energía para hacerlo» , zanja.

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