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Golpe al blanqueo del narcotráfico: si la Guardia Civil nos detiene, le devolvemos su dinero

Si la Guardia Civil nos detiene, nosotros nos hacemos cargo de las pérdidas y reponemos el dinero. Un servicio garantizado. Ese era el principal reclamo de una red de blanqueadores profesionales desarticulada la pasada semana por la Unidad Central Operativa (UCO) Guardia Civil y que se centraba en el lavado de fondos del narcotráfico dentro de España. Según fuentes de la investigación, la tarifa era sencilla: hasta un 15% de lo movido, a cambio de asegurar la permanencia de los fondos. Si los blanqueadores eran detenidos, ellos reponían el dinero. Si cualquier juzgado bloqueaba algún bien de sus clientes, lo mismo. Tal era la confianza que esta red tenía en su trabajo que cubrían cualquier pérdida. Aun así y tras meses de investigación, el Instituto Armado ha conseguido detener a 21 personas, realizar 24 registros, bloquear 124 cuentas, 52 propiedades y rastrear desde operaciones internacionales terminadas en China hasta la venta ilegal de marihuana industrial. Una factura difícil de pagar ahora.

Según fuentes del caso, la investigación arrancó a mediados de 2017, con la llamada operación Torreblanca, una investigación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil que se saldó con 28 personas detenidas, acusadas de lavar dinero para clanes del narcotráfico colombianos o mafias chinas. En esa investigación, los agentes detectaron una extensa red de sociedades con apariencia legal. Al final, resultó que las distintas empresas, lejos de una operativa legal, estaban pensadas para facilitar el “peloteo” entre ellas. Es decir: el traspaso de dinero entre sociedades con falsas compras, préstamos o prestaciones de servicio, y con el único objetivo de dificultar el rastreo de su procedencia ilícita. Dinero de la droga que pasa por dinero de los negocios.

Desde allí, los blanqueadores colocaban los fondos en bancos chinos con la excusa de falsas compras de mercancía que finalmente nunca se realizaban, o con envíos desde oriente que entraban en España muy por debajo del valor de mercado. Todo servía para colocar dinero negro en el mercado legal. O al revés, ya que también cobraban comisión si alguna empresa, por ejemplo en el sector de los hidrocarburos, quería sacar del circuito legal grandes cantidades de efectivo.

Sin embargo, una de sus principales actividades de blanqueo fue la compra de oro. Oro ilegal, por supuesto. Por un lado, un perista afincado en Extremadura compraba joyas robadas muy por debajo al valor de mercado. Después, el metal se fundía para hacer lingotes y se hacía pasar por la materia prima legal con la que trabajaba una empresa mayorista. Luego, los clientes colombianos o chinos compraban también ese material lavando fondos por el camino y consiguiendo una apariencia lícita a sus beneficios. En total, los agentes contabilizaron que se movieron así 2,5 toneladas de oro. “Imagina la cantidad de palos que tuvieron que dar para conseguir todo ese oro”, explican fuentes que conocen bien el caso.

Una pista oculta en un teléfono

Golpe al blanqueo del narcotráfico: si la Guardia Civil nos detiene, le devolvemos su dinero

La operación Torreblanca explotó el ocho de agosto de 2019, tras más de un año de pesquisas en secreto. Las detenciones se centraron en Toledo y Madrid. Los investigadores estimaban entonces que el dinero blanqueado pudo alcanzar los 70 millones de euros. Hubo también detenciones en Holanda, donde se localizaron además cinco toneladas de cocaína, se bloquearon 19 sociedades en España, 100 coches y otros vehículos y 70 inmuebles. Un buen roto a los blanqueadores. Además, en ese momento los agentes de la UCO no sabían que habían encontrado otra pista para seguir tirando del hilo.

Fueron los mensajes de WhatsApp de uno de los investigados los que alertaron a la Guardia Civil de que este grupo tenía nuevas conexiones no detectadas. Los blanqueadores trabajaban con otros blanqueadores. Dinero llama a dinero. Así, los juzgados abrieron unas nuevas diligencias para investigar en profundidad y en secreto a este nuevo grupo. Nació así la operación Gaona, que centraba sus investigaciones en varios objetivos afincados en la provincia de Toledo. Era una mafia local de ámbito internacional, ya que desde el centro de España movían dinero desde Panamá o Dubai hasta colocarlo, ya lavado, en países poco cooperantes con la lucha contra el blanqueo de capitales. Lugares seguros para ellos y complicados para los investigadores.

El pasado seis de mayo, los agentes de la UCO recogieron el fruto de meses de investigación: 21 nuevos detenidos en Madrid, Toledo, Badajoz, Ciudad Real y Alicante, 24 entradas y registros, 124 cuentas bancarias bloqueadas y 52 propiedades inmobiliarias bajo la lupa del juzgado. En esta ocasión, la red trabajaba de una forma similar, ofreciendo su red de empresas a distintos grupos para lavar fondos a cambio de una comisión. Entre los clientes, figuraba por ejemplo un traficante de drogas albanés. Además, los investigados se dedicaban a la compra de marihuana industrial para venderla en el mercado negro.

En España, es legal plantar cannabis siempre que se cumplan dos parámetros: tener una autorización de Sanidad que avale su cultivo destinado a la elaboración de medicamentos regulados, o contar con un permiso para usos industriales, como la fibra y los productos de cáñamo, para lo que se emplea por norma general el tallo de la planta una vez procesado. En este segundo caso, los cogollos de esa misma planta no se pueden comercializar si no es para otros usos reciclados, una vez destruidos, como el de los pellets de estufas. Además, la planta tiene que tener necesariamente menos de un 0,20% de principio activo. Lo que hacía esta red era comprar esos cogollos criados dentro de la actividad industrial y lanzarlos al mercado negro multiplicando su valor. Y cometiendo varias ilegalidades por el camino. En los registros, los agentes encontraron además 14 armas de distintas características. En este caso, los principales receptadores eran personas de origen chino. Además, los investigados habían creado su propia plantación oculta también en Toledo.

Marihuana intervenida durante el operativo.niusdiario.es

Así, el Grupo de Blanqueo de Capitales de la UCO tuvo que analizar un grupo de más de 50 empresas hasta dar con sus conexiones. Uno de sus principales negocios de cara a la galería era la compra de inmuebles. O el presunto blanqueo por medio de ellos. En ocasiones, la red facilitaba el pago de importantes cantidades en B para comprar bienes dentro de España. En otras, los inmuebles servían como excusa para el blanqueo. Los clientes compraban por ejemplo una casa a esta red con un precio de mercado reducido y un precio real pagado en B, y la vendían mes y medio después a un tercero de buena fe, un comprador real que abonaba el precio de mercado, con lo que el presunto mafioso conseguía lavar la diferencia. Ahora, los agentes investigan varias operaciones de este tipo, algunas de ellas alertadas incluso por los notarios al Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (SEPBLAC)

En esta segunda tanda, los agentes detectaron de nuevo falsas operaciones con empresas chinas, la inversión en metales preciosos e incluso la adquisición de criptomonedas. En este caso, los investigados crearon un sistema de compensación que involucraba tanto a empresas del sector de los hidrocarburos con voluntad de defraudar a Hacienda como a presuntos narcos colombianos, que recibían en compensación el contravalor en efectivo de la compra de criptomonedas.

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