El espectacular broche británico de la princesa Ingrid de Noruega

La princesa Ingrid Alexandra de Noruega es, probablemente, una de las herederas jóvenes al trono más discretas. Sin embargo, con la reciente celebración de su 18º cumpleaños, la Casa Real noruega no ha dudado en compartir algunas imágenes de la joven junto a su familia y de esa manera hemos descubierto que en su joyero ya duerme un broche con mucha historia familiar.

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En agosto de 2019, Ingrid Alexandra fue confirmada en la Capilla del Palacio de Oslo. Según se pudo saber, uno de los obsequios que recibió la princesa Ingrid fue la Insignia de la Orden de Victoria y Alberto de la Reina Maud.

La Real Orden de Victoria y Alberto fue instituida formalmente por la reina Victoria en 1862. La orden estaba destinada a las mujeres miembros de la familia real y las damas de la corte, pero luego se expandiría a cuatro clases diferentes. Antes de que se formalizara el pedido, la reina Victoria entregó a sus hijas mayores, Victoria y Alice, insignias de diamantes engastadas con un cameo de Victoria & Albert para sus confirmaciones (1857 y 1859). Las insignias debían usarse en una cinta de raso blanco o adjuntarse a una faja de raso blanco. La reina Victoria le entregó a la princesa Maud de Gales la Primera Clase de la Orden en 1888.

La nieta de la reina Maud, la princesa Astrid (hermana del rey de Noruega) heredó la insignia de su abuela y la ha llevado atada a un brazalete de oro. Para la Confirmación de la Princesa Ingrid Alexandra, la Princesa Astrid le entregó la Insignia de la Reina Maud con su cinta de seda original. La princesa Astrid conservó el brazalete al que colocó la insignia, pero lo convirtió en un nuevo brazalete de oro. La princesa Ingrid Alexandra le prestó el brazalete a su madre, la princesa heredera Mette-Marit, para un banquete estatal el año pasado.

La Corte Real anunció recientemente que en los próximos años la princesa Ingrid se concentrará en sus estudios, pero gradualmente se adentrará en los compromisos reales que requiera de su presencia. Sin duda, una estrategia similar a la que los reyes de España están siguiendo con la princesa Leonor.